viernes, 3 de octubre de 2014

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Por Arturo Fernández Ramírez
El 02 de octubre no se olvida
Aunque el gobierno federal quisiera borrar de la historia o de la memoria nacional e internacional aquella masacre estudiantil de 1968 con la que los artífices de la misma quedaron manchados de sangre, simplemente no ha podido.
Por el contrario, cada año se sigue recordando la muerte de los miles de estudiantes que por haber ejercido su derecho constitucional y humano a la manifestación de sus ideas y a protestar, fueron vilmente asesinados por un gobierno intolerante y represor como lo fue el que encabezó Gustavo Díaz Ordaz.
Como suele suceder, muchas versiones han corrido en torno a este hecho trágico, algunas pretendiendo justificar la acción criminal del gobierno, otras, las más, desde luego, reprobando enérgicamente el actuar de los gobernantes en turno que socavaron violentamente una marcha encabezada principalmente por estudiantes, pero también por otros sectores de la población.
Pero más allá de las versiones, lo que nadie puede negar es que fue un acto sangriento en el que miles de estudiantes y ciudadanos fueron asesinados a manos de las fuerzas armadas de nuestro país.
Y lo más lamentable es que por parte del gobierno federal traten no solo de ocultar los hechos sino de seguir solapando y encubriendo a quienes tuvieron una participación directa en la toma de decisiones para llegar a ese final sanguinario, porque si bien en su momento Díaz Ordaz declaró que él asumía toda la responsabilidad, no por ello pueden quedar libres de culpa los demás partícipes que influyeron en esos resultados lamentables.
Es cierto que en la historia de México ha habido muchos otros sucesos en los que se ha utilizado indebidamente la fuerza del Estado y que de igual manera, han derramado sangre y han costado vidas, tal es el caso del famoso "halconazo" de 1971, la matanza de Acteal y muchos otros más, pero en el caso de la matanza de Tlatelolco del 02 de octubre de 1968 fue un hecho que trascendió no solo a nivel nacional sino que la misma comunidad internacional en su momento se pronunció al respecto.
Claro que tampoco estoy pretendiendo decir que una masacre es más o menos cruel o reprobable que otra, claro que no, porque al final de cuentas lo indignante de este tipo de hechos represivos es que, insisto, se utilice la fuerza de un Estado para sojuzgar a su propio pueblo, porque sean estudiantes, indígenas, trabajadores, ciudadanos comunes, todos en su conjunto somos el pueblo.
Y se supone que el Estado es creado por el pueblo mismo para su beneficio no para su perjuicio, para su desarrollo no para su retraso, para su defensa no para que ser atacado violentamente como en forma lamentable suele suceder.
Entonces, lo único que pretendo es dejar en claro que en realidad no hay ninguna justificación válida en la decisión que se tomó de reprimir con la fuerza pública una manifestación, orquestando todo un operativo con francotiradores y el mejor equipo de guerra del momento para disolver matando a quienes participaban en una protesta.
Por eso, simplemente queremos decir que el 02 de octubre no se olvida, ni debe olvidarse porque fue un agravio para todos nosotros como sociedad. Y quien olvida su pasado está condenado irremediablemente a revivirlo. Creo que nadie quisiéramos que se repitieran sucesos sangrientos.
Mejor recordemos, tengamos memoria y mantengamos viva nuestra protesta, nuestra inconformidad, nuestra postura de no a la violencia, de no a la represión, de no a la impunidad, nunca más otro 02 de octubre. Seamos respetuosos de la diversidad ideológica y resolvamos nuestras diferencias con civilidad e institucionalidad. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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