domingo, 24 de abril de 2016

LA POLITICA DESDE GAYOLA
Por Rodrigo Sánchez Sosa

No termina de quedarle claro a nadie o a casi nadie, aquí en Sayula, de qué se trata el periodismo en tiempos como el que vive hoy  al país. Para muchos quizá sea cuestión de dinero, de negocios; para otros de poder, de relaciones; para otros más de ideología, de difusión de ideas, de conceptos estéticos o valores culturales. A la mejor se trata de pedagogía. Lo cierto es que se sigue incidiendo en la conducta social, en la política y hasta en los valores, pero necesariamente de forma benigna, ¿benigna, buena, buena de bondad?
   Sí, claro, la misión del periodismo es moral, es ética; no es uno juez, jurado, ni policía investigadora; un periodista es al final de cuentas aquel que nos pone un espejo enfrente como sociedad, pero de ninguna forma puede convertirse en el modista, el maquillista o el peluquero que hace que el reflejo en el espejo sea el esperado, el conveniente, el políticamente correcto y en el peor de los caso el  que a él, como intermediario entre la realidad y lector, le conviene.
   A veces la realidad no es algo que uno mismo como periodista quisiera aceptar, pero se tiene que decir, con las consecuencias sean, y  que ya no le corresponde a uno definir. Ciertamente un periodista es un ser humano, vive una vida de humano, es parte de un sistema, reproduce hasta cierto punto un sistema; pero, un periodista debe ver más allá de su condición, porque ese es su trabajo, su vocación y en ocasiones su pasión.
    En otras palabras no puede evitarlo. Mal haría en querer arreglar la vida de los demás, si no puede arreglar la propia, es obvio, pero de eso no se trata el periodismo, el periodismo se trata de mirar más allá, de contar las historias que están allí esperando ser contadas, aunque estas historias lo incluyan, no puede esperar a dejar de ser él mismo alcohólico para escribir sobre una historia sobre alcoholismo en su entorno inmediato; peor aún si es corrupto, aún así tendría más valor su nota si es honesta y ética.
    Pero no, en Sayula se ve el chisme, el morbo, el amarillismo, lo que vende y se oferta como mercancía al mejor postor hoy al PRI, mañana al PAN y pasado al PRD, y eso solo por hablar de los interese políticos de la sociedad en Sayula, porque en esto del periodismo como negocio en todo hay mercado, y no digo que sea solo dinero el que está involucrado, ya lo dije arriba, es hasta cuestión de vanidad y prestigio.
    Una injusticia cometida contra cualquiera nos indigna, en cualquier parte del mundo, es normal somos humanos, pero contarla, escribirla o en su caso analizarla, requiere más que la indignación, hay que saber cómo, hasta dónde y a quién dirigir la queja.
    En este no saber se comenten muchas barbaridades, y no se le puede llamar de otra manera cuando, por ejemplo,  se juzga a un funcionario público por su conducta privada, es ilógico hacer eso, es en contra de la libertad y derechos de esa persona; el insulto fácil, la burla velada y el buling mediático, no son periodismo. Hacer cacería de brujas o juicios sumarios es de la edad media, ni siquiera lo voy a discutir aquí.
    Esta sociedad contemporánea no funciona correctamente sin información, en medida que esa información sea adulterada, trasformada en el chisme fácil y el morbo inmediato, nos convertimos en sociedades injustas, estancadas, y sobre todo infelices.
    De eso tenemos como periodistas una responsabilidad que debemos asumir: Yo  hoy veo cómo la prensa local se ha convertido en una herramienta de choque de las intrigas políticas y los interese mezquinos en esa área, y créame que lo lamento por todos, por eso nuestros políticos son mediocres, no se enfrentan a la realidad sino que la recrean como en las películas, tanto que ya ni ellos mismos saben qué es real y qué no; y eso ya nos está pasando a los periodistas en Sayula, lo peor que le puede pasar a uno en éste oficio, y no me refiero a "peor" en el sentido económico, sino en la vergüenza que dejamos de sentir al traicionarnos, con todo lo amateur que podamos ser en esto que decimos nos apasiona.

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